lunes, 7 de diciembre de 2009

Eliminando barreras culturales

Existen dos maneras de pensar que flotan continuamente en la atmósfera musical y cinéfila de Guayaquil:

En lo musical me referiré al repudio e incluso disgusto que tiene la gente mal llamada “abierta” por el new school punk y lo que este representa como influencia a la música actual. Varias veces he escuchado a algunas personas decir: Me gusta de todo pero el punk si lo odio, ese paka, paka no me gusta; o gente que de plano odia el punk pero solo el new school; pero tolera el punk old school por considerarlo “retro”.

Cabe además recalcar que muchísimas de estas personas que bien dicen odiar al punk y llegar al punto de no considerarlo música cuando describen sus gustos musicales, son las mismas personas que bien en su infancia o adolescencia asistían fervientemente a los conciertos de la escena guayaquileña en el momento en que el punk new school pegó como una moda acá en el puerto principal. Cuando dejaron la confusa edad de la adolescencia y crecieron cambiaron completamente de gustos musicales, lo cual es bastante normal, pero lo que me parece interesante es que lleguen al punto de repudiar todo lo que fueron en su adolescencia. En caso de que usted amigo lector no pueda aún darse cuenta, el resto de estilos musicales también fueron moda en algún momento que, a la larga sucumbió a la máquinaria de la industria. Bueno ahora existen muchísimas personas que se jactan de haber “desechado” el gusto por el new school punk, cuando en otro tiempo colocarse como “punkero” para ellos aparecía como motivo de orgullo. En realidad si pertenecer o no a un movimiento contracultural te hace más o menos que otra persona y así fijas el concepto de tu autoimagen simplemente se te pasó la idea de que meterte en un cliché no te hace alguien con mucha identidad real, te hace un adefesio, lo siento.

Ahora el cine norteamericano y su industria. Innumerables veces he escuchado “Uff estoy harto de ese cine Hollywood, quiero algo más real” “Que Hollywood que eres” y así hasta el infinito. No voy a detenerme a analizar la cantidad de películas independientes que he visto que me han parecido un adefesio ni las de Hollywood que me han parecido un adefesio. Es cierto que gracias al movimiento beatnik, hipster, yippie y hippie se fomentaron nuevas maneras de hacer cine que en efecto promovían un cine mucho más crudo y cercano a la realidad cotidiana, donde se dejaba de lado la idea que se vendía en los 50 y 60 en los estados unidos de prosperidad y status quo. Las películas antes mencionadas fueron destruidas, prohibidas y etc. Gracias a la política del senador Mccarthy que calificó a estas como antipatrióticas por tratar de mostrar muchas cosas que el gobierno se encargaba de esconder. Ahora este modo de pensar de hace 50 años aún es válido, es necesario difundir cine que en efecto también muestre de manera más clara la realidad, muy, muy, muy válido; pero también es cierto que existen en el cine de Hollywood cosas muy bien hechas que bien se podrían aprovechar como por ejemplo la comedia gringa y muchas películas que tienen carácter de denuncia o guiones realizados de manera distinta a los que estamos acostumbrados normalmente. Ejm: Filmes de Kevin Smith, Chris Rock, Eternal sunshine of the spotless mind, Requiém for a dream, V for Vendetta, Memento etc. Incluso existen ciertas casas cinematográficas que han dedicado segmentos de su industria a financiar filmes independientes. Lo que es muy difícil de entender para mí es que otra vez la gente de “mente abierta” sea la primera en satanizar la maquinaria hollywoodense en pro de una búsqueda adolescente de su mal llamada identidad. Deberían correr directo al cementerio, tallar en mármol su nombre, cavar un hueco bien hondo, cagar ahí y suicidarse.

Quiero que quede claro que no estoy abogando por el new school punk, ni abogo por Hollywood sino que abogo porque no debería suceder que en esa corriente cultural de las personas mal llamadas “mente abierta” exista un sesgo que discrimina muchas veces sin detenerse a ver que cosas buenas puede ofrecer un movimiento musical o cinematográfico y lo juzga inmediatamente por haber cometido el crimen de ser una moda en algún momento. Como si ser raver, hippie, grunge, cine poeta o argentino no estuviese de moda acá en Guayaquil. Entiendo que el adolescente se integra a distintos grupos en busca de una identidad, un lugar en donde encontrarse con sus pares; pero continuar en esa búsqueda cuando has pasado los 21, 22 años de edad es bastante vergonzoso. Conformarse con tratar de extraer lo mejor de cada cosa que se observa sería una tarea mucho más fructífera para alguien que se considera de mente abierta. Anular un movimiento contracultural o una cultura por haber encontrado un aspecto negativo en ésta te transforma en un completo ignorante, ya que aunque es muy difícil de meter la idea del ying yang en tu cabecita, no todo es completamente bueno o completamente malo. Satanizar una cultura por haber sido una moda en algún momento entonces puede dar licencia para hacer lo mismo con las otras opciones culturales y por lo tanto transformarnos a todos en ignorantes.

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